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Relato Travesti Bianca Araujo - Contacto con una Geisha


Relatos Travestis Valencia: Bianca Araujo - Contacto con una Geisha

Autor: Carmin

Hola a todos,

El pasado jueves realicé una incursión a la casa de scorts “erótika” de Valencia, sita en la Plaza Cánovas.

La verdad es que estaba derrotado, muy cansado, con un enorme nivel de estrés, no sabía si irme a dormir, ponerme a llorar, tomar dos copas o irme con una “chiquit@”. Al final tomé, creo la mejor decisión, liberarme de tensiones mediante un contacto sexual.

Como ya había ido en alguna ocasión anterior, subí sin avisar, nada más entrar, me pasan a la habitación de rigor y me presentan, una a una, a las chiquitas disponibles:

Primero pasó Naomi Top (poderosa, muy poderosa), luego Norkis (con cara de acabar de despertarse), posteriormente Bianca Araujo (una muñeca, muy femenina) para acabar con Roberta (atrevida y muy picante).

Al rato pasó, Almudena, la encargada, y me comentó si me había decidido. Le comenté lo que quería en ese momento, le dije que estaba a mil de estrés, que quería dulzura, mucha dulzura, cariño, mucho cariño y que para lo que quería Bianca era la que más me gustaba. Almudena me comentó que iba a comentarle a Bianca esas circunstancias y seguro que iba a quedar más que satisfecho.

Bianca tiene un cuerpo 10, sin un gramo de grasa, es guapa, proporcionada, sin estridencias, mejor en la realidad que en las fotos.

http://www.taiakashemales.com/modelos/espana/bianca_araujo.shtml

Al rato entró Bianca, tras los dos besos de rigor, me comentó que ya había comentado con la encargada y sabía lo que tenía que hacer.

Me desnudó con maestría, cariño, mientras me hablaba, acariciaba y besaba mi cuello. Una vez desnudo me acompañó a la cama, nos tumbamos mientras ella continuaba acariciando mi cabello (lo poco que me queda) y suavemente mi cuello. Me di cuenta de que mi respiración iba relajándose, el silencio era total, mientras, entre arrumaco y arrumaco, ella me miraba fijamente a los ojos, y sin tocarme, se dio cuenta que estaba totalmente excitado y mi pene estaba duro como una roca.

Estaba poseído, bajo el influjo de Bianca, no podía ni quería moverme, estaba en la gloria esperando el próximo beso y caricia, mientras sentía el leve roce de sus labios en cada rincón de mi pecho y espalda, mientras me estremecía. Le rogué que no me tocase el pene ya que estaba muy excitado, me gustaba lo que estaba viviendo y no quería correrme ni acabar prematuramente con el servicio.

Deje que siguiera haciendo lo que ella quisiera. Me besaba suavemente, sin decir una sola palabra. Tenía un aliento suave con olor a rosa, delicado, como toda ella en sí misma, mientras que su perfume era suave, su piel sabía bien. Su boca se comía la mía, como a cámara lenta, besaba mis ojos, mi frente, mis mejillas, mi cuello y se detuvo en el nacimiento de mis pezones.

Abrí mis ojos y la miré, ella me miró como pidiéndome permiso, acepté con la cabeza, sonrió y me comió los pezones de forma suave pero continuada, sorbía, sin hacer daño, lo combinaba con comidas de cuello y oreja, le tuve que decir que parase ya que estaba a punto de correrme, todo ello sin que ella en ningún momento tocase o masajease mi pene.

Se puso encima de mí, me miró, su lengua me penetro suavemente una y otra vez la boca, buscaba la mía con calma, con delicadeza pero con muchísima sensualidad, mientras que sus manos parecían mariposas acariciando mi cara, continuando con sus besos.

Después de un buen rato, los dos recostados en la cama, de lado, ella detrás de mí, como poseyéndome, me contemplaba en silencio. Todo el tiempo que permanecimos juntos fue en silencio, solo se dejaban oír mis gemidos de placer, mis suspiros.

Me pidió que cerrara los ojos y me abandonara a las sensaciones. Sentí sus manos volar por todos los rincones de mi cuerpo, mezcla de caricias, leves masajes y una lengua que manejaba con maestría, recorrió toda mi piel, siendo todo muy suave, como si fuese mágico.

Mi abdomen y pecho pasó a ser el templo de su máxima atención. Lo acaricio una y otra vez, dejo resbalar sus manos por él y descender hacia mis muslos. Subía y bajaba por ellos, los recorrió en toda su extensión, por donde sus manos pasaban dejaban una huella cálida que me excitaba y sentía mi pene comenzando a humedecerse, estando de nuevo a punto de estallar.

Chocaron nuestros pies, se rozaron, se entrelazaron, mientras que continuaba con sus besos y caricias. Era la primera vez que me trataban así y me estaba encantando. La delicadeza de Bianca era muy placentera, diría que deliciosa.

Me pidió que me pusiese de espaldas, me la unto completamente con aceite, me dio un perfecto masaje, sus dedos presionaban en los lugares más sensibles y después resbalaban por todos lados. Mi espalda no podía dejar de arquearse ante el camino que abrían sus manos en mi, no podía dejar de moverme sensualmente, como indicándole donde necesitaba que me diera la próxima caricia. Noté como su pene estaba duro, y como ella lo restregaba con suavidad y maestría por mi espalda.

Me dijo, que habían pasado ya tres cuartos de hora y no quería que me fuese sin acabar, susurrándome me comentó que como quería el fin, que ella era versátil y no tenía problemas. Como estaba a ella a entregado, le comenté que ella mandaba, que no me gustaba ni quería ser pasivo (tiene un tamaño estándar pero muy durita), pero que hiciese lo que hiciese, quería que continuase la magia.

Me recostó de nuevo, me dijo que cerrase los ojos, y empezó a comerme el pene y los testículos con mucha pericia, me pasó algo que nunca me había ocurrido, ella notaba cuando iba a correrme y paraba, cuando estaba más tranquilo otra vez, así en cuatro o cinco ocasiones, hasta que se lanzó sobre mi pene, lo sorbió con tanta destreza, que después de varios minutos me corrí, teniendo un orgasmo como no recuerdo haberlo tenido en tiempo, no sé si en intensidad, si en placer, había sido diferente.

Lo mejor aún estaba por llegar, ya que aún habiéndome corrido, ella continuó con su boca en mi pene, sorbiendo y sorbiendo, lo que hizo que gritase y gimiese con placer, pidiendo por favor que parase, ya que parecía que iba a morir de placer.

Los gemidos fueron amainando, pasando a suspiros, mientras que ella acariciaba mi pelo y besaba mi cuello, susurrándome ¿lo has pasado bien? ¿era lo que querías?

Me limpió, estuvimos hablando, siempre cogidos de la manita hasta que me tocó irme, llevaba ya algo más de una hora.

Tras la despedida de rigor, cuando salía, Almudena, la encargada, me miró con ojitos picarones y me dijo “lo has pasado bien ¿verdad? te he oído”, a lo que contesté "ha sido mi primera vez con una geisha", y que seguramente repetiría. Me contestó que me diese prisa, porque Bianca vuelve este fin de semana a Barcelona.

Así pasó y así os lo he comentado.

Saludos


Added on December 31, 2016 at 12:00 am

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