Relatos Travestis Valencia: Salome Lisanti -esa sensación que me impulsa.
Autor: Pinteresque55
Hacía algún tiempo que no me ocurría, así que decidí aprovechar los primeros indicios de esa necesidad para ofrecerme a sentir placer una vez más.
Me refiero, seguro que lo sabéis, a la irrefrenable necesidad de ser penetrado y poseído. La necesidad de abrazarse muy fuerte a un cuerpo bello. Con pasión. De forma excesiva. No poder -ni querer- impedir que las bocas se esfuercen sin descanso en recorrerse,mientras tu cuerpo se dilata con el esfuerzo de la otra persona; notar como el refuerzo de su entusiasmo te invade y te conduce al goce. Desear atraer a la otra persona con todos tus miembros para que esa sensación no se escabulla por ningún resquicio. Como si el separarte tan sólo un instante o dejar un sólo hueco entre su cuerpo y el tuyo pudiese acabar con lo que estás sintiendo. Una avaricia sana de lujuria,...
No siempre se consigue alcanzar lo que uno quiere o desea. Pero no por ello dejaré de buscarlo. Así que me encaminé hacia lo que, de momento, sólo era una promesa. Una posibilidad. El día era luminoso y creí ver en ello un signo favorable. Mis sensaciones eran cada vez mejores y mi entusiasmo, mi capacidad para anticipar el placer se reforzaban y me lanzaban cada vez con más fuerza.
Finalmente, llegué al destino, tal y como mi corazón me indicaba con fuerza. Estos son los momentos en los que la ansiedad te puede jugar una mala pasada. Así que decidí respirar dos veces antes de responder a la voz que me comunicaba el piso al que debía subir.
Subo las escaleras, llamo a la puerta y, naturalmente, no es ella la que me abre la puerta. ¿Se trata de una prueba más para mi? ¿Debo continuar jugando un poquito más a ese extraño,doloroso y a la vez delicioso juego en el que se posterga una vez más, parecería que para siempre, el placer? No importa. Obediente sigo las indicaciones y me quedo en el cuarto. Se me hace enorme al caminar por el, pero al mismo tiempo, no quiero recorrerlo. No me importa lo más mínimo, solo la quiero a ella. Es la segunda vez que vengo a verla esta semana. No me puedo quitar de la cabeza su alto cuerpo, sus fuertes abrazos, su lengua húmeda recorriendo mi boca, sus largas piernas que besaré sin descanso, su enorme y preciosa polla rozando mis labios y mi lengua. Se que ella me lo ofrecerá todo sin cuartel. Sin dejar nada para más tarde. Deseo que me tenga y lo deseo ya.
Pero no: aún debo esperar. Se está arreglando.¿Para mi?. Sólo la posibilidad de que eso sea así me hace más tolerable la espera. Sólo tratar de recordar los rasgos -¿felinos?- de su rostro me ayudan a olvidarme de mi y de mi egoísta deseo irrefrenable.
Por fin oigo sus pasos en el pasillo tras la puerta. ¿Y si pasa de largo? ¿Y si todavía no puedo abrazarla?
Pero si. La manija cede y ella entra sonriente. Yo también lo hago. Me abalanzo dos pasos y ella se apoya en la puerta, con las manos en la espalda, para cerrarla. Ese gesto me hace detenerme para observar detenidamente lo que he venido a buscar. Su pelo largo cayendo por los hombros que me acariciará la cara. Su cintura fuerte, contorneada que pronto lameré sin descanso. Sus piernas interminables que exigiré me recorran y que besaré. Me detengo en su tanga negro. En su brillo en penumbra. En las suaves curvas, los pliegues que me dicen que allí está oculta y agazapada, preparada para no darme tregua. Es infinito.
Ya ha llegado el momento de entregarse. Nos saludamos en el transcurso del breve recorrido que me separa de ella y mientras nos sonreímos, los brazos y las bocas se funden. Ya no nos separaremos hasta dentro de un rato.
Hay mucho que recorrer en su cuerpo y mucho que descubrir. Sin que las bocas dejen de buscarse y de humedecerse, recorro con las manos todo lo que ya no necesito imaginar.Me encanta tu culo duro, macizo, redondeado. El lugar en el que se están a punto de unir las nalgas es una delicia de suavidad. Me encanta su redondez.
Me bajo a su cintura que descubro debajo del corsé carmesí. Chupo y lamo como si fuese un niño. Beso el vientre. Descubro con la lengua el borde superior del tanga. Recorro esa piel mil y una vez con la lengua. Levanto la cabeza y tu me miras divertida. Un poco pícara. Juguetona. Deslizas los pulgares y me muestras un poco más. Yo hundo la cabeza en el vientre mullido, cálido.
Es hora de tumbarse y recorrerse sin parar. Me guías, me desnudas, me agarras la cabeza para besarme, para conducirme al abrazo de tus piernas. “Voy a disfrutar de esto que me ofreces” pienso. Me encanta el olor de tus ingles, de la piel que las envuelve. Me encanta el frescor de la piel que cuelga bajo tu verga. Me los meto en la boca mientras respiro con calma. Los engullo, los chupo, los recorro con la lengua impidiendo que se me escapen. Mis labios se han vuelto hábiles. Me dices que te gusta y eso es un premio para mi. Deseo que así sea. Me muestras una vez más tu polla y yo la recorro de arriba a abajo por los lados, me la meto hasta que no puedo más. La acaricio con los labios por fuera y con la lengua cuando ya no puedo con ellos porque me la has metido en la boca. Me guías, me marcas el ritmo y la intensidad con la mano ligeramente reposada en mi nuca.
Pero, esto, no es nada en comparación con lo que empiezan a hacer tus órganos con mi glande. Me encanta mirarte mientras te dedicas a mi cuerpo. Mientras me chupas y recorres todo lo que me gusta.
Giramos para quedar bajo tu cuerpo, me has agarrado y besas mi cuello. Me lames los labios. Te beso cuanto puedo el rostro.Tu polla hace tiempo que está dura y erguida y ahora empieza a juguetear entre mis piernas. Jugueteas con las dos y dejas que se rocen.
Quiero que me penetres. Y te lo digo. Me pones para ti porque te gusta follarme el culo por detrás. Así que asomo las piernas por el borde de la cama, me inclino y lo dejo en ofrenda ligeramente levantado. Comienzas a entrar. Me gusta, me lo imagino tan duro y entero dentro de mi. Pero no. No me cabe ahora mismo. Lo intentamos un poco más pero de momento es imposible. Debemos dilatarlo un poco más. Raudo,en un ataque de audacia, tomo las riendas (¡¡¡iluso!!!). Me giro y te lo ofrezco con las piernas levantadas. Te acerco con los abrazos, nos besamos, y cuando estás cerca y desprevenida te abrazo fuerte con mis piernas. Así va a entrar toda. Y vaya si lo hace. Me follaste duro. Me follaste dulcemente. Me follaste de formas que nunca había imaginado. Es increíble sentir tu polla tan dura entrando tan dentro de mi. Recorriéndome por dentro con suavidad y con lujuria.
A partir de ahí todo fue un continuo de goce y de placer. En todas las posturas y de todas las formas que quisiste. Pero siempre quería volver a tenerte frente a mi con las piernas firmemente apretadas contra tus caderas, sobre tu espalda. Escalando con mis brazos sobre tus hombros. Dejando que tu polla me entrase sin esfuerzo. Deslizándose para mi.
Te corriste sobre mi pecho con gestos que adoro recordar. Y yo hice lo mismo con tu polla en mi boca.
Nunca dejaré de hacer caso a esa sensación que me incita a buscarte.
Added on May 19, 2016 at 12:00 am