Relatos Travestis Valencia: Byanca Carvalho - me marcó dos veces
Autor: Iniziado
Tras varios intentos un sábado en el que Byanca estuvo tremendamente ocupada conseguí quedar con ella el día siguiente por la mañana. Llegué muy excitado a su casa, tras la habitual llamada al móvil desde el portal subí, crucé la puerta y allí estaba ella. Me tomó de la mano, me besó en la boca (qué labios, madre mía!!), me escupió y me dio un bofeton (ya habíamos acordado por teléfono el trato que me iba a propinar) y cuando estuve desnudo me metió la polla en la boca sin más, diciendo simplemente "Mámamela, puta!"
Qué manera de follarme la boca!! Su polla es curva y resulta difícil tirarla hacia la garganta, pero lo intenté con todas mis ganas. Empecé a babear, a sudar, me atragantaba, me quedaba sin respiración. Ella me tomaba de la nuca para apretarme contra su polla y hacerla entrar más dentro. Estuvimos así un buen rato, hasta que llegó el momento de hacerme su conocidísima marca.
Tumbado boca abajo, tras dar una fuerte esnifada al popper, me tumbé boca arriba con la cabeza caída por el lateral de la cama, y ahí empezó la tortura! Byanca me metió la polla dura en la boca, hasta la garganta. Sin ser la polla más grande que me han metido así, entre lo rígida que estaba, la curvatura, y sobre todo la intensidad con que me follaba me llevaban a ahogarme. Le gustaba llevarme al límite de aguante sin respirar, se notaba que disfrutaba viéndome pasarlo mal, yo me debatía por conseguir algo de aire pero ella me tenía inmovilizado, y solo al final, cuando ya me empezaba a poner morado, me soltaba un poco para que pudiera coger aire... pero rápidamente volvía a la carga y comenzaba de nuevo la tortura. Yo sufría pero obviamente eso me excitaba enormemente.
Después de la marca me dice: "Ponte a cuatro patas, puta!" Yo por supuesto le hice caso y me la metió enseguida (iba bastante dilatado). Me follaba con mucha, mucha fuerza. Por momentos casi parecía que se tiraba encima mía para metermela más adentro. Ahí sí que disfruté como una perra sin tortura ni nada, aunque ella me arañaba la espalda, me metía dedos en la boca, me escupía o me daba bofetones. Después me ordenó cambiar de postura, tumbarme boca arriba. Eso aumentó el placer al poder ver su rostro vicioso (aunque según ella, el vicioso soy yo) mientras me la metía y me la sacaba, a velocidad creciente.
Durante un largo rato con más cambios de posturas, me dijo que estaba a punto de correrse, que le ponía muy cachonda lo puta que estaba siendo yo, y consideramos mejor parar un poco el folleteo. Entonces le dije algo que la sorprendió, le pedí que me repitiera su marca. Con ello me gané un morreo de esos labios deliciosos, eso sí, mientras me agarraba con fuerza por el pelo, y por supuesto, seguido con más saliva y otro bofetón. De nuevo me tumbé boca arriba con la cabeza colgando y abrí bien la boca. Me la metió, yo creo, con más ímpetu aún que la primera vez. Me ahogaba, no podía respirar, le di palmas en las nalgas para que aflojara, pero ella pasaba. Mi respiración no le importaba lo más mínimo, lo que quería era disfrutar follándome la boca y viendo cómo me debatía por tomar aire. Fue más lejos que la vez anterior, y acabé tirado en el suelo, mientras ella reía y era evidente que se lo estaba pasando en grande.
Volvió a besarme y escupirme y de nuevo volvimos a follar en varias posturas, empezando otra vez a cuatro patas. También me senté sobre su polla y me dijo que me moviera tan fuerte como pudiera. Quién era yo para desobedecer? También volvi a mamarle esa polla grande y dura, esta vez casi en postura de 69, aunque no lo suficiente como para que ella me chupara a mí, para que la polla pudiera entrarme más. Estuvimos un rato largo en esa postura, que a mí me pone mucho, aunque tuvimos algunas dificultades porque en ocasiones arañaba la polla con los dientes. De nuevo se puso de pie y me indicó el espacio en el suelo delante de ella, también me gusta sentirme utiilizado de esa manera, cuando me coge el pelo o me aprieta la nuca para que su polla me entre hasta la campanilla.
Por fin llegó el momento de la corrida, también acordada de antemano. Me tumbé en la cama masturbándome y ella se masturbaba al lado de mi cara, muy cerca de la boca, yo lamía huevos, polla, glande, teniendo cuidado de no interrumpir el movimiento de su mano, ella de vez en cuando me metía la polla en la boca hasta la garganta y complementaba la paja con una mamada. Por fin, aceleró el movimiento de la mano mientras yo le mamaba los huevos, y cuando empezó a gemir con más fuerza puse mis labios junto a su glande. Empezó a salir leche ardiendo, espesa, salada, deliciosa!! ella me cogió la cabeza de nuevo y se aseguró de que no caía ni una sola gota en la cama, todo en la boca.
Yo continué masturbándome mientras ella me daba golpecitos por todo el cuerpo con una fusta. Al principio muy suaves, cada vez más fuertes. Mi corrida desgraciadamente no llegó porque por la mañana, antes de visitar a Byanca, me había masturbado en casa. Aún así, disfruté ese rato de fusta, sin parar de meneármela. Finalmente estuvimos conversando un rato, y Byanca se mostró como una persona muy dulce, modesta, muy alejada de las divas que pueblan el mundo tranny. Finalmente me duché, quedé con ella en verla de nuevo a su regreso, y me fui, flotando en una nube, consciente de que casi tenía la mandíbula desencajada pero sin que eso me importase nada.
Added on April 27, 2016 at 12:00 am