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Relato Travesti Manoly Ferrer me domina en Mallorca


Relatos Travestis Valencia: Manoly Ferrer me domina en Mallorca

Autor : Badmotor2008

Manoly Ferrer me domina en Mallorca

Hace unos meses el forero sumibcn compartió un espectacular relato de su intenso encuentro con la canaria Manoly Ferrer. Tomé nota. Hace unas semanas, vi que se anunciaba en Menorca. Contacté con ella por whatsapp para saber si Mallorca entraba en sus planes. Me dijo que sí, que en unas semanas cambiaba de isla. “Nos conoceremos”... añadí yo.

En cuanto la veo anunciada por aquí, llamo. Me convence al teléfono. Manoly se muestra amable. Resuelve de manera directa todas mis preguntas. Me seduce su acento canario. Quedo en llamarla en cuanto pueda, cosa que no ocurre hasta la semana siguiente. Segundo domingo de febrero. Concertamos la cita al final de la mañana, un momento del día que me gusta para quedar con escorts. La probabilidad de ser el primer cliente del día es alta. Recibe en el centro de Palma, cerca de las Avenidas. Aparco sin problemas y me doy una vuelta. Quedan 15 minutos para la cita. Cuando estoy frente a su portal, marco su teléfono y me abre. El ritual habitual. La finca tiene algunas décadas, pero se encuentra en buen estado. Subo en ascensor.

Al llegar al rellano, encuentro la puerta de la vivienda entreabierta. Empujo y entro. Me giro y la veo detrás de la puerta. Dos besos. La primera impresión, me encanta. Es muy alta. Con los taconazos que estilizan sus largas piernas, supera los 190 centímetros. Acentúa sus curvas con ropa muy ceñida. Me quedo atontado ante sus tetazas. Manoly es alta y fuerte. Físico ideal para manejarme a su antojo, lo que ando buscando. Ataviada de negro. Sostén marcando y elevando pechos bien arriba. Una especie de corsé entre tanga y sostén. Medias negras y tacones en el mismo color. Pelo negro suelto, con alguna mechas en rojo. Uñas largas, pintadas en color negro. Rostro sensual, destacando su profunda mirada y su bella sonrisa. Boca muy grande, de las que apetece besar. Labios carnosos, dientes perfectos. Muy blancos. Quizá se salga de mi estereotipo de belleza, pero hay algo en Manoly que me atrae mucho. Sus fotos me gustan. En persona, me gusta todavía más.

Tras el saludo inicial, me conduce hasta el dormitorio. Yo voy delante y ella me dirige. Entramos en la estancia. Buena atmósfera y un olor muy agradable. Está limpio y ordenado. Persianas bajadas. Iluminación artificial controlada y velas encendidas. Música sonando. Cama grande. Espejo en una de las paredes laterales. Lo primero que hace es pedirme la pasta. Se la doy. Ya habíamos acordado que estaría una hora con ella. Me ofrece bebida y pido agua. Sale un momento del cuarto y regresa con un botellín de agua fría. Me pregunta por lo que me gusta. Le digo que me pone su lado dominante y cañero. “Muy bien... ¿Te gusta el dolor?”... añade. Respondo que sí, que me gusta combinar dolor y placer. Ella sonríe. Los que me leéis, sabéis que no soy de marcar muchas pautas. Enumero las pocas cosas que no me ponen y dejo todo en sus manos. Encuentro más excitante que sea así. “Quítate la ropa”... escucho. Quedo desnudo frente a ella. Vengo directo de casa, duchado y limpio. Ya lo hemos hablado. Aún así, ella misma repasa mis bajos con una toallita húmeda. Lo hace por delante y por detrás.

Me besa en plan lascivo. Con lengua y mordiendo mis labios. Busca con sus dedos mis pezones y pellizca. Sigue besándome. Mi polla crece de manera instantánea. Ella la agarra con su mano y masturba. Vuelve a pellizcar mis pezones. Como ve que me gusta, coge una pinza y la coloca sobre mi pezón izquierdo. Dolor intenso, al que me acostumbro en segundos. Hace lo mismo con el otro pezón. Coge unas esposas acolchadas en negro y las ajusta a una de mis muñecas. Esto me mola. No dice nada, solo actúa. Junta mis brazos tras mi espalda y cierra las esposas. Quedan bien ajustadas a mis muñecas. La sensación de estar parcialmente inmovilizado me pone bastante. Coge un látigo de tiras de cuero y abusa de mí. Azota mi polla una y otra vez. No puedo evitar chillar. Justo después, se ensaña con mi culo. Aquí el daño es menor, pero mi piel quedará marcada unos cuantos días. Se agacha y atrapa mi polla entre sus labios. Empieza a mamar con mucho vicio. Se la traga por completo. Acaricia mi pecho sin dejar de comer polla. Busca las pinzas de mis pezones y aprieta con fuerza. El dolor me hace gritar, pero ella no deja de hacerlo. El castigo a mis pezones y el placer de su mamada es una mezcla de lo más excitante. Duele, pero no quiero que lo deje. Es algo adictivo. Sube la presión sobre las pinzas y yo grito más fuerte, lo único que puedo hacer. Me la come con más ganas al escuchar mis quejidos. La cosa promete.

Coge un antifaz y lo coloca sobre mi cara. “No veo nada”... digo. “Esa es la gracia”... responde. Me besa con la intensidad de antes, pero ahora no lo veo. Toca experimentar con mis sentidos. “Arrodíllate”... escucho ya en plan orden. La sensación de no ver, tiene su punto. En ningún momento sé lo qué está por llegar. Abre mi boca con sus manos y mete su polla, ya dura. Empiezo a comer. La primera vez que me trago una polla sin haberla visto antes. Según mamo, trato de imaginar su forma. Es bastante gruesa. Longitud entre media y larga. Me la trago por completo sin experimentar arcada alguna. Manoly lleva el ritmo. Agarra mi cabeza y suelta todo tipo de guarradas.

Estamos a los pies de la cama, que es donde me ha atado y vendado. “Ponte de rodillas sobre la cama”... escucho. Ella me ayuda colocándome en el borde de la misma. Dejo caer mi cabeza sobre el colchón, manteniendo mi culo en alto. Ella acaricia mis glúteos. No sé qué será lo próximo en llegar. Espero en silencio. De repente, sus dedos comienzan a masajear la raja de mi culo. No veo. Solo siento. Pero diría que está lubricando la zona. Su asalto parece inminente. Noto el contacto de su polla jugando entre mis nalgas. Siento su punta en contacto con mi agujero. Empuja y logra entrar. Dolor. Se confirman mis sospechas. La tiene gruesa. Ante mis quejidos, se queda quieta unos instantes. Parece que está a mitad meter. “Respira”... me dice ella. Lo hago buscando relajarme. De repente, empuja con decisión y logra entrar del todo. “Uuuuffff”... digo. Vuelve a permanecer quieta un rato. No mucho. Empieza su follada. Movimientos suaves para ir dilatando mi ojete. Sale y entra repetidas veces. En cuanto dejo de quejarme, sube de marcha. Empuja mi cabeza contra el colchón y bombea. Siento el roce de sus pechos en mi espalda. Susurra guarradas en mi oído. Muerde mis orejas. Se tira encima de mí. Me folla el culo sin contemplaciones. Ninguna resistencia por parte de mi culo. Soy suyo. Está un buen rato dándome desde atrás. El ambiente se caldea. El sudor resbala por mis brazos y empapa mis muñecas.

Sale de mí. Retira las esposas de una de mis muñecas. “Date la vuelta”... escucho. En cuanto quedo boca arriba, vuelve a esposarme las manos. Ahora por delante. Me penetra sentada sobre mis muslos. Me folla cambiando de posturas: piernas en alto abiertas, piernas en alto cerradas, girándome un poco. Según lo hace, me pajea. Separa mis piernas y deja caer su cuerpo sobre el mío. Sus carnosos labios contactan con los míos. Morrea mientras sigue enculando. Dientes mordiendo mis labios, lengua juguetona y mucha saliva. El misionero cuando la chica te folla y te besa al mismo tiempo, es sensacional. Coloca el antifaz en mi frente y me deja mirar. Sigue a lo suyo. Bombeando. Disfruto la follada, ahora con estupendas vistas. La cara de Manoly es puro vicio. Mirada penetrante, preciosos ojos negros y labios seductores. Buenos pechos de aspecto natural. Pezones erectos con aureolas grandes. Masturba. Me besa. Y me folla. Cuando se tumba sobre mí, aprovecho y me como sus ricos pezones.

Sale, retira el condón y acerca su polla hasta mi boca. Recién salida de mi culo. Me la clava hasta el fondo. Riquísima. Se tumba en posición del 69 para poder mamar. Empieza a succionar con las mismas ganas que yo. Siento el calor de sus labios recorriendo mi tronco. La chupa de miedo y el placer es brutal. Con profundidad y ensalivado. Emite todo tipo de sonidos con su boca al meterla y sacarla. Me concentro en comerme su polla para no correrme ahí mismo. Confirmo, ya visualmente, que está bien dotada. Va mejor de ancho que de largo. El grosor aumenta según te acercas a la base. En estado de erección, su polla se mantiene recta del todo. Deseo estirar este momento de mamada mutua todo lo posible. Me encanta tragármela hasta sentir sus huevos en mis labios. Aguantando la posición. Salgo y le chupo las pelotas. La excitación es tal, que tengo que pedirle una pausa para no irme antes de tiempo. Deja de mamar pero no suelta mi polla. Acaricia con suavidad durante unos instantes. Abandona la postura y se sienta sobre mis muslos, mirando hacia mí. Junta ambas pollas con sus femeninas manos y empieza a frotarlas. Las masturba haciéndolas chocar. Lleva su polla hasta mi boca y me la enchufa. Mientras me folla la boca, ella coge su móvil para mirar algunos mensajes. Lejos de molestarme, me pone la situación. Deja el teléfono sobre la mesita de noche y vuelve al ataque.

Sigo en la misma posición. Tumbado boca arriba. Se sienta otra vez sobre mis piernas, mirando hacia mí. Empieza a contonearse frotando sus bajos con los míos. Acerca su polla a mi culo y juega con él. Me penetra. Cara de vicio. Se echa sobre mí para besarme según me folla. Me giro a la derecha y veo el reflejo de nuestros cuerpos en el espejo lateral. ¡¡Qué bueno!! Vuelve a masturbarme. “La quiero bien dura”... exige. Sin dejar de taladrar, coloca su mano en mi cara. Saco la lengua para lamer sus dedos. Los mete en mi boca y clava sus uñas en mi lengua. Me folla la boca con su mano. Sale de mí para retomar la posición del 69. Mamada mutua hasta llevarme a las puertas del orgasmo. Dejo de chupar su polla y me deleito con su espectacular mamada. Hace desaparecer mi polla entre sus labios una y otra vez. Succiona. “Me corro”... aviso. Aguanta unos segundos y deja de chupar. Agarra firmemente mi herramienta y agita. Coloca sus tetas junto a mi polla para que me corra en ellas. La escena es de lo más morbosa. Exploto y ella sigue masturbando. Últimos espasmos y ella dándole a la manivela. Exprime hasta la última gota de leche. Gran corrida. Encuentro la imagen de sus preciosos pechos impregnados de leche muy pornográfica. Tardaré en olvidarla. Me acerca papel de cocina y nos limpiamos. Necesito que quite las pinzas de mis pezones. Se lo pido. “Te va a doler cuando lo haga”... me dice. Y así es. Demasiado tiempo con ellas puestas. Me besa y sonríe.

Nos quedamos un rato charlando. Me acerca el botellín de agua sin que se lo pida. Se muestra atenta y simpática. Estoy cómodo y ella parece que también. Tras la agradable conversación, pido permiso para darme una ducha. Me ofrece una toalla limpia y me acompaña al baño. Ella entra conmigo. Enciende la ducha para que el agua se vaya calentando. Junta su cuerpo al mío y empieza a tocarme. Nos besamos. “¿Quieres que te folle otra vez?”... escucho. “Me encantaría”... respondo. “Pon tus manos en el lavabo y levanta ese culito”... me dice. Se coloca detrás de mí y me la clava. Me folla sin dejar de meterme mano. Besa mi cuello y susurra guarradas en mi oído. Me encanta. “Mírate en el espejo. Quiero que recuerdes esta imagen cuando estés en tu casa. Yo detrás de ti, dándote por culo”... me dice follándome con más fuerza. ¡¡Qué morbazo!! Tras un rato taladrando, la saca. “Ahora puedes ducharte”... me dice. Entro en la bañera y empiezo a ducharme. Manoly sigue en el baño. Cuando estoy acabando de enjabonarme, abre la mampara y me mira. “Ven aquí. Te follaré un poco más”... me suelta. Me hasta donde está ella y le ofrezco mi culo. Agarra mis caderas y vuelve a clavármela. Ella está fuera, y yo dentro de la bañera. Con el vaivén de la follada, pierdo el equilibrio pensando que voy a caer. Pero no lo hago porque me tiene bien ensartado con su pollón. Me siento un muñeco en sus manos. Cuando se cansa de darme, la saca y permite que acabe de ducharme. Regreso al cuarto y me visto. Comentamos la jugada entre risas. “¡¡Qué viciosa estás hecha!!”... le digo. Me acompaña hasta la puerta y me despide efusivamente.

Conclusiones: Manoly es una trans muy morbosa. De las que me ponen. Además, con el plus de saber que disfruta dominando. Nuestro primer encuentro ha sido sensacional. La sensación con la que abandono el piso es genial, aunque alguna cosa ha quedado pendiente. Habrá que repetir. Cada vez valoro más a las escorts que combinan alta implicación y buen rollo. Manoly cumple ambas cosas de sobra.

Dejo varias fotos suyas. Aunque me encantan las fotos caseras, aclaro que no soy el de las fotos. Las he sacado de uno de sus anuncios.


Added on February 25, 2016 at 12:00 am

Travestis de Valencia Relatos y Experiencias de Clientes. Manoly Ferrer me domina en Mallorca


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