Please wait...

Relato Travesti Isabelly Dior, gata salvaje


Relatos Travestis Valencia: Isabelly Dior, gata salvaje
Isabelly Dior, gata salvaje

Autor : Badmotor2008

Son varias las cosas que hacen de Isabelly Dior una chica especial. Su exótica belleza te atrapa cuando ves las fotos de sus anuncios. Su voz te cautiva cuando das el paso y hablas con ella por teléfono. Ambas cosas mejoran en persona. Tan espectacular como muestran sus fotos y muy cercana en el trato cara a cara. Amable y sonriente desde el momento en que abre la puerta. En mi caso, agradezco que ella sea así, una chica normal. De ese modo, compensa mis nervios al tener enfrente a semejante bellezón. Otro punto a su favor, su inteligencia al conversar de manera distendida tras el sexo. Se trata de una chica divertida que tiene la cabeza en su sitio. Por mucho que se hablen maravillas de ella -que se hace- su manera de ser no cambia. Por último, su implicación y morbo en el terreno sexual. Sabe leer lo que su cliente desea aunque éste no de demasiadas pistas. En mis tres citas con Isabelly ha sido así, haciendo que me sientiera a gusto en todo momento. A nivel sexual, nuestra complicidad ha crecido con las citas. El resultado, cada sesión es mejor que la anterior.

Tras estos comentarios que no quería pasar por alto, vamos a nuestro tercer encuentro. Segundo lunes de septiembre, mitad de la mañana. Nos habíamos visto diez días antes, pero mi cuerpo pedía más Isabelly antes de que abandonara la isla. Me recibe con otro atuendo de infarto, más ligera de ropa esta vez. Camiseta ajustada de rejilla negra, tanga plateado y tacones altos, también negros. Melena rizada suelta y uñas en rojo intenso tanto en manos como en pies. Me encantan las uñas largas en las manos de las chicas. Aportan un extra de femenidad y erotismo. Isabelly suele llevarlas largas y cuidadas. Es un detalle al que siempre presto atención. Se lo digo y ella agradece el cumplido con una sonrisa.

Me ofrece bebida y pido permiso para una ducha rápida. A mi regreso al cuarto, enseguida percibo que Isabelly tiene ganas de marcha. Su penetrante mirada así lo indica. Me quita la toalla que envuelve mi cintura y empieza a tocarme. Me tira en la cama. Se insinúa rozando su cuerpo con el mío. De su boca salen sus primeras frases... "Prepárate que te quiero follar bien. A ver si aguantas tanto como el otro día". Bofetones en mi cara, escupitajos en mi boca. Automáticamente, mi polla a reventar. Ella la agarra con su mano y masturba. Disfruta comprobando lo que sus acciones provocan en mí. Más insultos, pellizcos en mis pezones y otra vez su mano en mi polla. Agita con suavidad mientras su boca escupe cerdadas. Su actitud es más dominante que nunca. Estruja mis huevos y me quejo, pero mi erección no baja. Al contrario, su juego me pone cada vez más. Mis manos liberan sus tetas y mis labios se deleitan con sus ricos pezones. De repente, siento sus finos dedos buscando mi agujero. Empieza a follarme el culo con ellos. Los saca y los mete en mi boca. "¡Te gusta esto, eh puto!"... añade. Muevo la cabeza afirmativamente y sigo chupando. Como ve que me ponen las cerdadas, repite la operación varias veces. Escupe en mi boca y me lleva la mano hasta su paquete. "Venga, tócala. ¿Qué estás esperando?"... me dice de manera autoritaria. En cuanto toco, noto dureza. No soy el único que está cachondo. Mis dedos acarician su entrepierna y su herramienta sale disparada por el lateral del tanga. Su sorpresa crece y alcanza su erección máxima en segundos. Agarro con mi mano y masturbo lentamente. Me recreo y disfruto ese momento. Me encanta sentir la dureza de su "barra" de chocolate en mis manos. Larga, muy larga. Ligeramente curvada hacia abajo en erección total. No puedo aguantar más, agacho mi cabeza y la introduzco en mi boca. Empiezo por el glande, totalmente descapullado. Chupo con devoción su rosado manjar. Pero Isabelly quiere más. "Abre bien la boca y cómetela entera. Hasta el fondo"... ordena. Sus manos agarran mi cabeza. Empuja con fuerza y hace desaparecer su pollón de golpe. La presión de sus manos sobre mi cabeza no cesa. Vienen mis arcadas y ella no me suelta. Deja que coja aire unos instantes y vuelve a entrar. Me folla la boca sin piedad y me pone a mil. Me hace colocar de rodillas con el culo en alto, sin sacar su polla de mi boca. En esa posición me trabaja el culo con sus dedos mientras sigue follándome la boca. Me tumba boca arriba para continuar su juego perverso. Coge una goma del pelo y me ata los huevos con ella, dando varias vueltas. Verme así hace que se me ponga aún más dura. Mi boca juega con su polla y sus testículos, perfectamente depilados. Su lengua empieza a jugar con mi polla, lamiendo el tronco con suavidad. Pasa de lamer a morder. Sus dientes se clavan sensualmente en mi piel. Flirtea con la delgada línea que separa placer y dolor. Y lo hace muy bien. Tanto, que me lleva directo al orgasmo. Aunque intento retardarlo, no puedo. Isabelly me pone demasiado. Acaba el primer asalto.

Me limpio y tranquilizo a Isabelly. Tengo claro que la cosa no acaba ahí. Tras unos minutos de recuperación, vuelvo a disfrutar de su herramienta en mi boca. Sigue dura. Siempre amenazante. "Te voy a follar fuerte"... escucho mientras busca un condón. La frase me excita, aunque también me acojona. Sé de lo que es capaz Isabelly cuando se desata. La combinación de su enorme aparato y sus ganas de dar caña son una mezcla no apta para todos los culos. "Entra poco a poco y luego me me podrás dar fuerte"... digo sabiendo lo que me espera. Resulta morboso contemplar a Isabelly mientras prepara su asalto. Lo hace sin dejar de mirarte. Me tumba boca arriba y coloca un cojín en la parte baja de mi espalda. Tras calzarse el condón, lubrica con sus dedos mi agujero. Abre mis piernas, acerca su cuerpo al mío, y empuja. Noto presión. Mi culito es tragón pero necesita calentarse. Más aún cuando hablamos de grandes calibres. A base de empujones y pausas, Isabelly logra entrar. En cuestión de segundos, todo su pollón está en mi culo. Se queda quieta unos instantes. Respiro profundamente tratando de relajarme. Empieza su balanceo, muy suave al principio. Sus primeros pasos para conquistar mi culo. La resistencia inicial desaparece con sus primeras embestidas. Cuando ya estoy acostumbrado a su vaivén, Isabelly estira mis piernas hacia arriba y empuja más fuerte. La profundidad de penetración es ahora mayor. Sube el ritmo. La momentánea dulzura se ha esfumado. Vuelve a castigar mis pezones y bombea cada vez más fuerte. Levanta mis piernas todavía más. Inclina su cuerpo sobre el mío buscando un mejor acople. Con nuestros rostros a escasos centímetros, escupe en mi boca. Trago su saliva mientras mi culo traga su pollón. Según dice nuevas guarradas, se va soltando. Ahora me folla como si quisiera romperme. Estoy entregado y hará conmigo lo que quiera. Se inclina tanto que está tumbada sobre mí. Taladrea sin piedad. Mi lengua limpia el sudor de su cuello. Me excita hacerlo. Y a ella que lo haga. "A cuatro patas. Te voy a enseñar lo que es follar"... escucho a continuación. Obedezco y me preparo para recibir más. Entra y me folla el culo un rato. Como no alcanza la profundidad que a ella le gusta, se mueve buscando una postura mejor. Levanta una de mis piernas y embiste de lado. Entra algo más, pero no lo suficiente. El acople de nuestros cuerpos no es tan bueno dándole la espalda. Se tumba sobre la cama y exige que me folle yo mismo. Lo hago mirando hacia ella. Acerco su pollón a mi culo y me dejo caer. Subo y bajo mientras ella se dedica a pellizcar mis pezones. Como no lo hago con el ímpetu que ella quiere, empieza a dar fuertes sacudidas. Vuelve a ser ella la que me folla incluso en esa postura. Sale, se levanta y coloca una tela sobre el suelo a un lado de la cama. Estoy desconcertado. No sé qué será lo próximo en llegar. "Ponte aquí, de rodillas"... ordena de manera autoritaria. Ella se queda de pie frente a mí. "¿A que sabes lo que viene ahora?... escucho mientras señala su polla. Sigo sin tenerlo claro. Intuyo lluvia, aunque desconozco el color. Sea como sea, la quiero en mi boca. La abro y espero. De repente, un chorro continuo comienza a brotar a centímetros de mi cara. Va directo a mi boca, que se abre más para facilitar la entrada. Bebo la lluvia dorada que Isabelly me regala. Caliente y de sabor intenso. El chorro no cesa. Mi garganta no puede tragar a ese ritmo y parte del chorro caliente se me escapa, resbalando por mi cuello. Isabelly sonríe mientras desvía el chorro a mi pecho. Vuelve a regar mi boca y sigo bebiendo. Momento morboso y cerdete, pero altamente excitante. "Ahora límpiala bien"... ordena cuando cesa la lluvia. "Ve al baño y pásate por agua. Hazlo rápido que aún hay más"... manda a continuación. Hasta aquí lo que vendría a ser el segundo asalto.

Al volver al cuarto, me encuentro a Isabelly con ganas de más. Me tumba boca arriba, cojín a mi espalda y para dentro. Una vez más, mis piernas en alto en busca del acople máximo. Una vez lo encuentra, empuja de manera repetitiva con fuerza. En ese momento, me hace chillar a base de pollazos. Le gusta dar fuerte y se nota. "Tócate, quiero tu polla dura"... ordena mientras revienta mi culo. Comienzo a masturbarme. "Venga. Me pone ver tu polla bien dura"... dice mientras escupe en mi cara y en mi polla. Abre mis piernas, las cierra, las coloca dobladas sobre mi pecho, las coloca de lado. Me maneja como a un muñeco. Todo ello sin darme respiro. Chupa los dedos de mis pies, me escupe. Y en cuanto sus uñas vuelven a retorcer mis pezones, mi erección se dispara. Isabelly lo nota y sube el ritmo. Pido más caña y la obtengo. Masturba mi polla con su mano derecha mientras sigue taladrando. Alterna pezones y polla. Sabe que así no habrá resistencia alguna por mi parte. Mi excitación es brutal y la follada que me está dando también. Siento el cosquilleo en mi interior. Ella se da cuenta. Embiste con más fuerza y agita mi polla con movimientos rápidos. A estas alturas, mi culo puede con todo. La imagen de la bella amazona empujando con fuerza a la vez que me masturba quedará en mi mente. Estoy en el limbo. Llegan mis espasmos. Isabelly me saca la leche a base de potentes sacudidas. Su mano derecha presiona hasta sacar mi última gota. Brutal. Acaba el tercer asalto y la sesión.

Nos quedamos un buen rato de charla tumbados en la cama, desnudos. Como siempre, la conversación con Isabelly a la misma altura que el sexo. Estoy tan bien que congelaría el tiempo y me quedaría así para siempre. Por cierto, me encanta escuchar la sensual voz de Isabelly al teléfono cuando habla con una amiga en su lengua materna. Ducha final, pago el servicio y me voy contento para casa. ¡¡Que suerte tenéis por Madrid!!


Added on January 12, 2017 at 12:00 am

Travestis de Valencia Relatos y Experiencias de Clientes. Isabelly Dior, gata salvaje


 Travestis Valencia  Isabelly Dior, gata salvaje