Relatos Travestis Valencia: Isabelly Dior - Tomando por culo el dia del Corpus en Valencia
Autor: moshi
Isabelly Dior recibe en ese acogedor pisito del centro de Valencia donde todos sus adictos hemos llegado al séptimo cielo. He quedado con ella a las cinco de la tarde del día del Corpus. Como aún es pronto, hago tiempo mirando las novedades en DVD del FNAC cuando recibo un whatsapp de mi diosa: "Puta, te estoy esperando con la manguera en la mano". Diez minutos después, Isabelly me está abriendo la puerta de su paraíso. Un escupitajo en toda mi jeta a guisa de saludo y un breve gesto con la mano hacia su polla semierecta me indica cuál va a ser el comienzo de la sesión. Sopeso y pajeo el caliente paquete. "Las putas como tú me saludan con una buena mamada", me dice mientras lanza un mullido cojín al suelo. Me arrodillo ante esa Sagrada Hostia, más deleitable que la que se pasea en procesión ahora mismo, no muy lejos de allí. Me la meto en la boca, saboreando su calor, su suavidad mientras acaricio sus huevos, a lo que noto muy cargados de leche. "¡Abre bien la boca, cerdo y mírame!"
Un espeso y viscoso gargajo me cae garganta abajo. Isabelly me ayuda a levantarme y, sin soltarme de la mano, me lleva al altar donde se celebrará la Santa Ceremonia. Por el camino vuelvo a apreciar la redondez y elasticidad de su culo, la cálida blandura de su acogedores pechos, la curva arrebatadora de su caderas. Está mas buena aún que la última vez.
Junto con Alana Ribeiro y Yessica del Río, Isabelly cumple con creces las tres cualidades que todo buen bujarrón ansía encontrar en una trans: grosor, dureza y potencia. Mi ojete está deseando experimentar esta última, así que, tras rechupeterle el culo, me pongo a cuatro patas en un lado de la cama y se lo ofrezco. "No le pongas mucha crema que quiero notar bien tu polla", le digo. El primer empellón me proyecta casi fuera de la cama. Tiene la polla grande y dura como el mundo. Retrocedo y voy a su encuentro. "¡Párteme en dos, mecagoendiós!", exclamo. Para fijar mejor las acometidas, me agarro firmemente a la colcha y proyecto mi trasero boqueante hacia su trabuco.El vaivén que le imprimo, junto con un simultáneo movimiento en espiral hace que, literalmente, le esté exprimiendo la polla. "¡Qué puta eres, noto tu ojete caliente hasta los huevos!", me dice entre jadeos.
En el cambio de postura paso ahora a estar abierto de piernas ante ella y allí Isabelly es ya un caballo desbridado que monta a su yegua con la potencia de una locomotora en marcha. La cama se menea, el somier cruje. "Abre bien la boca ahora que te voy a soltar un chorro de mi meada, puta", dice con voz ronca. Son apenas unas gotas que no calman mi sed. Pero mientras tanto, la leche le está subiendo, de los cojones a la picha y así me lo hace saber. Dice que me avisará cuando esté a punto de salir. Me amorro bien a su grueso y palpitante capullo, muy rojo y como a punto de estallar. "¡Mecagoenlahostia, no pierdas ni gota!", grita. El salado néctar sale a borbotones y lo voy tragando con delectación, mientras Isabelly parece relinchar en cada espasmo. "Sigo teniendo sed de tu meada", le digo. Vamos al baño y allí trago una larga micción de su líquido dorado y luego me rocía por todo el cuerpo. El sabor salado de su leche y el también salado de su ardiente meada son indescriptibles.Nuevamente en la cama me pajea con violencia mientras me muerde salvajemente las tetillas.
La polla de Isabelly es la que mejor conoce mi culo. Y cuando, antes de despedirnos, hablamos de los actuales acontecimientos políticos, también estoy en sintonía con ella. Gracias, Isabelly por esta adoración del Corpus
Isabelly Dior recibe en ese acogedor pisito del centro de Valencia donde todos sus adictos hemos llegado al séptimo cielo. He quedado con ella a las cinco de la tarde del día del Corpus. Como aún es pronto, hago tiempo mirando las novedades en DVD del FNAC cuando recibo un whatsapp de mi diosa: "Puta, te estoy esperando con la manguera en la mano". Diez minutos después, Isabelly me está abriendo la puerta de su paraíso. Un escupitajo en toda mi jeta a guisa de saludo y un breve gesto con la mano hacia su polla semierecta me indica cuál va a ser el comienzo de la sesión. Sopeso y pajeo el caliente paquete. "Las putas como tú me saludan con una buena mamada", me dice mientras lanza un mullido cojín al suelo. Me arrodillo ante esa Sagrada Hostia, más deleitable que la que se pasea en procesión ahora mismo, no muy lejos de allí. Me la meto en la boca, saboreando su calor, su suavidad mientras acaricio sus huevos, a lo que noto muy cargados de leche. "¡Abre bien la boca, cerdo y mírame!"
Un espeso y viscoso gargajo me cae garganta abajo. Isabelly me ayuda a levantarme y, sin soltarme de la mano, me lleva al altar donde se celebrará la Santa Ceremonia. Por el camino vuelvo a apreciar la redondez y elasticidad de su culo, la cálida blandura de su acogedores pechos, la curva arrebatadora de su caderas. Está mas buena aún que la última vez.
Junto con Alana Ribeiro y Yessica del Río, Isabelly cumple con creces las tres cualidades que todo buen bujarrón ansía encontrar en una trans: grosor, dureza y potencia. Mi ojete está deseando experimentar esta última, así que, tras rechupeterle el culo, me pongo a cuatro patas en un lado de la cama y se lo ofrezco. "No le pongas mucha crema que quiero notar bien tu polla", le digo. El primer empellón me proyecta casi fuera de la cama. Tiene la polla grande y dura como el mundo. Retrocedo y voy a su encuentro. "¡Párteme en dos, mecagoendiós!", exclamo. Para fijar mejor las acometidas, me agarro firmemente a la colcha y proyecto mi trasero boqueante hacia su trabuco.El vaivén que le imprimo, junto con un simultáneo movimiento en espiral hace que, literalmente, le esté exprimiendo la polla. "¡Qué puta eres, noto tu ojete caliente hasta los huevos!", me dice entre jadeos.
En el cambio de postura paso ahora a estar abierto de piernas ante ella y allí Isabelly es ya un caballo desbridado que monta a su yegua con la potencia de una locomotora en marcha. La cama se menea, el somier cruje. "Abre bien la boca ahora que te voy a soltar un chorro de mi meada, puta", dice con voz ronca. Son apenas unas gotas que no calman mi sed. Pero mientras tanto, la leche le está subiendo, de los cojones a la picha y así me lo hace saber. Dice que me avisará cuando esté a punto de salir. Me amorro bien a su grueso y palpitante capullo, muy rojo y como a punto de estallar. "¡Mecagoenlahostia, no pierdas ni gota!", grita. El salado néctar sale a borbotones y lo voy tragando con delectación, mientras Isabelly parece relinchar en cada espasmo. "Sigo teniendo sed de tu meada", le digo. Vamos al baño y allí trago una larga micción de su líquido dorado y luego me rocía por todo el cuerpo. El sabor salado de su leche y el también salado de su ardiente meada son indescriptibles.Nuevamente en la cama me pajea con violencia mientras me muerde salvajemente las tetillas.
La polla de Isabelly es la que mejor conoce mi culo. Y cuando, antes de despedirnos, hablamos de los actuales acontecimientos políticos, también estoy en sintonía con ella. Gracias, Isabelly por esta adoración del Corpus
Added on December 02, 2020 at 12:00 am